La expresidenta de la Junta de Andalucía Susana Díaz nombró a mitad del mandato al hasta entonces alcalde de Huévar del Aljarafe, Rafael Moreno, director general de Políticas de Empleo de la Junta de Andalucía. Moreno fue el alcalde que gestionó al menos 2011 el sistema de «compra» de votos en la localidad mediante el uso de dinero público, desvelado hoy por ABC de Sevilla.
Rafael Moreno abandonó el Ayuntamiento para gestionar la política de Empleo de la Junta y fue sustituido por Aúrea María Borrego, que fue la candidata que perdió las elecciones ante el PP pese al dispositivo organizado para ganar en las urnas mediante la concesión de contratos y ayudas de diverso tipo.
Los papeles se han descubierto en el municipio sevillano de Huévar del Aljarafe e ilustran con descarnada nitidez el «modus operandi» del partido para conservar el poder en el Ayuntamiento. Se trata de decenas de manuscritos atribuidos al que fuera primer teniente de alcalde socialista hasta las pasadas elecciones, Francisco Martín González Bejarano.
El resultado de los comicios del pasado mes de mayo acabó con una hegemonía del PSOE que había durado 36 años de mayorías absolutas en esta localidad y permitía al PP gobernar allí por primera vez en la historia, ya que fue el partido más votado y empató a concejales con los socialistas. Durante las semanas que duró el traspaso de poderes, la todavía alcaldesa en funciones, Áurea María Borrego Moreno, puso en su despacho una máquina trituradora para destruir miles de documentos, pero se encontró con un contratiempo inesperado. La máquina se acabó quemando. Y quedaron varias cajas por triturar. El PP impidió su destrucción gracias a una medida de la nueva alcaldesa que nadie esperaba: la secretaria municipal le entregó las llaves la tarde antes del comienzo de su actividad y ella ordenó cambiar urgentemente todas las cerraduras antes de que los concejales socialistas, ya en la oposición, llegaran por la mañana.
De esta manera logró «salvar» los documentos, supuestamente preparados para salir del despacho del ex primer teniente de alcalde, que demuestran cómo los socialistas compraban los votos a través de un sistema clientelar que controlaba a cada vecino calle a calle, puerta a puerta, con indicaciones de su ideología y sus necesidades laborales, ya que la voluntad de los censados se manejaba con contratos municipales repartidos por domicilios en los que viven familias de más de cuatro personas. ABC ha tenido acceso a esos papeles, que son la piedra roseta del socialismo andaluz, donde el partido ha conservado el poder durante más años en toda España.
Hace unos días, la nueva alcaldesa de Huévar, la popular María Eugenia Moreno, y la presidenta del PP de Sevilla, Virginia Pérez, denunciaron públicamente que «nos hemos encontrado una deuda de 30 millones de euros» en las arcas municipales y anunciaron que llevarían el caso a la Fiscalía por «el posible desfalco de dinero público tras haber encontrado facturas pagadas por el Ayuntamiento para la organización de un mitin del PSOE».
La alcaldesa explicó que «cuando llegamos el 15 de junio al Consistorio, lo primero que nos encontramos fueron decenas de cajas con documentación municipal preparadas para ser sacadas de los despachos, así como algunas cajas con obsequios para militantes del PSOE». Según Moreno, «entre la documentación hallada en esas cajas hemos encontrado un listado de facturas y entre ellas destaca una serie de gastos para un mitin del PSOE o diferentes listados con el título de relación de personal Casos B». Concretamente, este documento, fechado en 2011, se titulaba «Listado 07 relación personal casos B Ayuntamiento de Huévar del Aljarafe».
Pero esto es solo el principio. En las cajas que no pudieron ser trituradas, y que estaban en el despacho del primer teniente de alcalde y concejal de Urbanismo, han aparecido pruebas claras del operativo de control de voluntades que tenía montado el PSOE. Todos los papeles manuscritos y las pruebas caligráficas encargadas por la nueva alcaldesa indican, según ha reconocido María Eugenia Moreno a este periódico, que el autor sería el citado González Bejarano, mano derecha de la exalcaldesa socialista. «Los papeles estaban en su despacho y la letra se parece muchísimo a la suya. Yo no puedo asegurar nada, eso tendrá que hacerlo la Justicia, pero sí digo que uno más uno suele dar dos», sostiene Moreno.
Entre los folios hallados, el más esclarecedor es el que da nombre a todo el proceso maquinado para las últimas elecciones municipales, las del 26 de mayo de 2019. Se titula «Plan 1.000». Pero no se trata de ninguna iniciativa de desarrollo local para mejorar la economía, ni tampoco de un proyecto para impulsar las infraestructuras del pueblo con nuevas inversiones. El «Plan 1.000» se refiere a la forma en la que el PSOE conseguiría mil votos, que son los que se necesitan en ese pueblo para lograr la mayoría absoluta, en aquellos momentos en tenguerengue por el contexto de crecimiento de los demás partidos, utilizando recursos públicos.
Uno de los folios en los que se comprueba como funcionaba el «Plan 1.000»
Concretamente, contratos temporales en el Ayuntamiento. Según la actual alcaldesa, González Bejarano tomaba notas durante las reuniones que mantenía el equipo de gobierno sobre lo que allí se decidía y las guardaba en su despacho. Hay una fechada el lunes 26 de octubre que es muy reveladora. Para entonces, el PSOE ya tenía claro que podía perder las elecciones, por lo que convocó a su gente para decidir un paquete de medidas. El concejal escribió lo siguiente: «Planteamiento trabajadores: vamos a ir de verdad a apoyar a los nuestros, no pueden haber varios miembros de una familia que no nos vota y ninguno de otras que en teoría sí nos vota».
Notas que revelan la forma de actuar del partido socialista
El siguiente comentario es aún más claro: «Apoyar con contratos (aun de ½ privada) a chavales que nos puedan apoyar» (sic). El documento continúa con algunas aclaraciones sobre el sistema que hay que articular para evitar la caída: «No nos vamos a significar algunos para que todo siga igual, aquí hay gente que nos está puteando día sí y día también y los seguimos teniendo dentro». Es decir, lo primero que había que hacer era una lista negra de trabajadores municipales afines a otros partidos para ponerlos en
la calle. En el papel se señalan algunos nombres: «Soraya, Elizabeth, Bejarano, etc., nos están machacando con la carita de buenos». Soraya, por poner un ejemplo, es una funcionaria que actualmente es secretaria de la alcaldesa del PP.
Pero el siguiente paso en la estrategia es aún más aclaratorio. Se trata del mencionado «Plan 1.000», escrito con la misma caligrafía. Estos papeles, que son muy extensos, enumeran a los miembros de cada familia calle a calle con nombres y apellidos y hacen una estimación de cuántos votos se podrían conseguir en ese domicilio especificando la situación laboral en la que se encuentran sus componentes. En algunos casos se indican incluso los apodos —el «Calambre», «Manolito Trenes»…—, en otros se detalla el parentesco —«este es el yerno, esta es la hija»— y en otros casos se señala su afinidad política: «Votante derecha». Ahí no se puede pescar. El control de los vecinos era milimétrico.
Fuente: sevilla.abc.es